Una estrategia de crecimiento en ciudades intermedias como Yerba Buena
Yerba Buena, una ciudad intermedia en la provincia de Tucumán, Argentina, ha experimentado un crecimiento poblacional acelerado en las últimas dos décadas. Su población actual supera los 100.000 habitantes, habiendo crecido un 38% en los últimos diez años. Este incremento ha estado acompañado por una expansión urbana descontrolada, con la proliferación de urbanizaciones cerradas y la falta de planificación integrada, lo que ha generado dependencia del automóvil, fragmentación del paisaje y una creciente desigualdad en el acceso a servicios y espacios públicos, poniendo en riesgo el entorno natural que la rodea.
Ubicada al pie del cerro San Javier y rodeada de selva tropical, Yerba Buena posee una identidad fuertemente ligada a su entorno natural. Su conexión con la Reserva Natural de Horco Molle y su riqueza paisajística han consolidado su atractivo como área residencial de alta calidad ambiental. Sin embargo, esta condición también la hace vulnerable a la presión inmobiliaria y al desarrollo urbano intensivo sin criterios de sostenibilidad. Como advierte Jan Gehl (2010), las ciudades que crecen sin una estructura pensada para la convivencia y el acceso equitativo a los recursos naturales terminan por perder su calidad de vida. ¿Cómo puede Yerba Buena crecer sin perder calidad de vida y cuidar su relación estrecha con su paisaje?

Yerba Buena enfrenta un dilema urbano significativo: mientras muchos de sus habitantes mas antiguos buscan preservar su escala y calidad de vida, la ciudad experimenta una creciente presión por expandirse debido a su alto atractivo residencial. Este fenómeno ha generado un fuerte proceso de gentrificación, encareciendo el acceso a la vivienda y restringiendo la posibilidad de que nuevas familias se establezcan en la zona. Así, se produce una paradoja: por un lado, existe un rechazo a su crecimiento, pero por otro, el acceso a la ciudad se vuelve cada vez más exclusivo, reproduciendo desigualdades urbanas y territoriales.
El crecimiento urbano de Yerba Buena en las últimas décadas se ha dado de manera dispersa y fragmentada, con la proliferación de urbanizaciones cerradas y barrios privados que han segregado social y funcionalmente el territorio. Actualmente, la ciudad cuenta con extensas áreas de expansión potencial, en su mayoría ocupadas por plantaciones de limón donde no sería conveniente reproducir el mismo modelo. La incorporación de estos sectores al tejido urbano no puede replicar modelos de crecimiento rígidos. En su lugar, es necesario desarrollar estrategias flexibles y progresivas que permitan una integración gradual y controlada de estos espacios, garantizando que la expansión ocurra solo cuando sea realmente necesaria y no en función de intereses inmobiliarios.

Ademas de los problema de la expansión, Yerba Buena enfrenta un desafío fundamental: cómo integrar su crecimiento con la conservación de su identidad natural. La falta de planificación ha generado una creciente fragmentación del ecosistema y la desconexión entre los espacios urbanos y naturales.
¿COMO PUEDE CRECER YERBA BUENA COMO UNA CIUDAD PARA TODOS LOS QUE QUIERAN HABITARLA, SIN PERDER CALIDAD DE VIDA Y CONTACTO CON EL ENTORNO?¿PUEDE LA PLANIFICACION DE SUS BORDES URBANOS CONVERTIR A LA NATURALEZA EN EL EJE ESTRUCTURANTE DE SU TERRITORIO?
En este contexto, la presente tesis propone el concepto de “Umbrales Dinámicos”, una estrategia de planificación que concibe los bordes urbanos no como límites rígidos, sino como espacios de oportunidad capaces de integrar lo natural con lo urbano de manera equilibrada. Estos umbrales pueden adoptar diversas funciones según las necesidades del territorio: corredores ecológicos, espacios de recreación, áreas de producción sustentable, nodos de movilidad y zonas de transición para futuras expansiones urbanas planificadas.

Para responder a estas preguntas, la tesis analizará los bordes urbanos de Yerba Buena desde una perspectiva integral, proponiendo estrategias que permitan un desarrollo armónico entre la ciudad y su entorno.

HIPOTESIS
Yerba Buena se encuentra en una encrucijada. Su atractivo ambiental y su alta calidad de vida han convertido a la ciudad en un destino deseado para nuevas familias y emprendimientos urbanos. Sin embargo, la falta de planificación ha llevado a un crecimiento desigual, donde la vivienda y los espacios públicos de calidad son cada vez menos accesibles para una gran parte de la población. Al mismo tiempo, la presión por expandir la mancha urbana amenaza con comprometer el equilibrio ecológico del territorio, fragmentando paisajes y ecosistemas esenciales.
La solución no puede ser un simple rechazo al crecimiento ni una expansión descontrolada. En su lugar, es necesario plantear un modelo de desarrollo que permita integrar la ciudad con su entorno sin comprometer su esencia. Los umbrales dinámicos surgen como una estrategia clave para este propósito: espacios de transición que permitan absorber nuevas dinámicas urbanas sin generar una ruptura abrupta con la naturaleza. A través de una planificación flexible y gradual, estos bordes pueden convertirse en áreas multifuncionales que equilibren la expansión urbana con la conservación del paisaje.

Se plantea un modelo en el que el paisaje funcione como infraestructura para guiar el crecimiento urbano, equilibrando lo construido con lo natural y promoviendo un desarrollo sustentable e inclusivo en Yerba Buena.
La planificación de los bordes urbanos debe responder a una lógica de necesidad y no de especulación. Un crecimiento controlado y en etapas permitiría adaptar la ciudad a sus cambios demográficos y ambientales sin perder su identidad. Como señala James Corner (1999), el paisaje puede y debe funcionar como infraestructura, guiando el desarrollo urbano de manera sostenible e integradora.
Finalmente, este enfoque no solo beneficia a los habitantes humanos, sino que también reconoce la importancia de los ecosistemas y los derechos de los seres vivos que comparten este territorio. La planificación urbana debe superar la visión antropocéntrica y adoptar un enfoque sistémico, donde la ciudad se conciba como un organismo interconectado con su entorno natural.
Yerba Buena tiene la oportunidad de convertirse en un referente en planificación urbana para ciudades intermedias. Apostar por un modelo de desarrollo basado en la flexibilidad, la integración ecológica y la equidad territorial permitirá consolidar una ciudad que crece de manera armónica, sin perder la esencia que la hace única.