Córdoba, un modelo de Ciudad Biocéanica.

Proceso de regeneración soberana y ecológica.

Nuestro campo de acción es el futuro. Nuestra gran producción es trabajar con el diseño de un imaginario. Para abordar un imaginario nuestro, posible y real, resulta fundamental aceptar que este imaginario se encuentra en c o n s t r u c c i ó n . Obliga a conocer la historia. Una historia que responde al territorio y otra que responde a la ciudad y su cultura. La historia latinoamericana es una historia de conflicto, de conquista y de lucha. Este imaginario es el resultado de no saber de donde venimos, pero si a donde queremos llegar. Ante la posibilidad de cuestionar nuestro pasado y nuestro presente tenemos la responsabilidad de proponer el futuro.

En un contexto de fricción entre la macroeconomía, lo urbano y la producción de monocultivo con fines extractivista, las infraestructuras necesarias para el rendimiento económico provocan una alteración de nuestro patrimonio natural, cultural, laboral y sobre todo la calidad de vida de nuestra población.

Volver a re-naturalizar la ciudad a través de una regeneración ecológica de gran escala, que en su extensión genera un ecosistema autóctono, con el fin de incorporar biodiversidad a los espacios que diariamente habitamos y reforzar la relación entre persona, naturaleza, infraestructura, producción y c i u d a d .

La crisis del Cambio Climático nos obliga a repensar nuestro territorio que habitamos cotidianamente, donde el concepto de soberanía territorial nos lleva a proyectar aquellas estrategias que nos permitan aprovechar la producción y su plusvalía y ser ciudad modelo de reconversión hacia un territorio soberano y e c o l ó g i c o . Esta crisis nos ofrece la oportunidad de reconsiderar la matriz productiva como un lugar de encuentro para la diversidad, a modo de reparar y regenerar un nodo de convergencia para diferentes visiones del mundo más allá de lo humano, del tiempo y del dinero.

El modelo de Ciudad Bioceánica implicara ante todo la soberanía alimentaria, que se define como el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales.

Será diversa, en su gestión de recursos e implementación de políticas de usos de suelo compatibles para garantizar la mixtura de usos. Flexible, en la administración y gerenciamiento de los r e c u r s o s . Ecológica en el uso/generación de los recursos de energía y en el impacto del gerenciamiento de la actividad productiva. Colectiva en el uso y gestión.

Créditos imagen: Gonzalo Perrote + Lucía Esteras

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