De niña, me preguntaba porque la vivienda social en mi país era tan pequeña, carente de calidad y descentralizada. En El Salvador, diversos complejos habitacionales de interés social, construidos entre 1952 y 1974 por el Instituto de Vivienda Urbana (IVU) creado por el Estado, enfrentan actualmente condiciones de deterioro y abandono. Esta situación contribuye a la obsolescencia de las comunidades, perpetuando la pobreza y el deterioro social.
Ante este panorama, surge la interrogante sobre cómo abordar los desafíos de la reinserción urbana de estos complejos habitacionales obsoletos para transformarlos en comunidades dignas y prósperas, con apertura y conectividad con su entorno inmediato y por ende mejorar la calidad de la vivienda social, dando paso al derecho a la ciudad de sus habitantes.
¿Cuál es el antecedente histórico de la vivienda social en El Salvador?
En la actualidad la vivienda al ser principalmente desarrollada por el sector privado, se ha reducido a ser vista como una mercancía y no como un derecho.
Sin embargo, cuando es promovida por los gobiernos, y generada en masa, la vivienda se convierte entonces en un producto/mercancía como garantía de poder.
Para este análisis, se toma como caso de estudio uno de los nueve complejos construidos por la IVU, ubicados en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS). El Centro Urbano Monserrat II conocido popularmente con la Colonia IVU, al ser uno de los complejos más icónicos de aquellos años, debido a su alta densidad. Construido en 1964, bajo el formato de ayuda mutua, gestionado directamente por el Gobierno militar de aquella época. Consta de varias torres multifamiliares construidas y colocadas en serie.
El filtro de la obsolescencia revela la falta de flexibilidad con la que se pensó el espacio público, la ausencia de áreas verdes e infraestructura y en una mirada más abstracta, la obsolescencia con la que es y fue concebida la forma de habitar.
Desarticulando el contexto
Rupturas urbanas: la quebrada El Arenal como fractura natural entre el área de estudio y el norte de la ciudad, la vía principal que conecta al complejo que carece de acera y peatonalización lo que complica la movilidad de los transeúntes, la vía secundaria que rompe y desconecta abruptamente el polígono. Y el botadero ilegal en el predio baldío contiguo a un sector del complejo, como contaminante ambiental.
Accesibilidad urbana: Se observan las paradas oficiales del transporte público, las dos más próximas al Norte y Sur del complejo, están alrededor de 10 a 15 minutos andando. Sin embargo, recordamos que las vías de salida del complejo no cuentan con un espacio adecuado para la movilidad peatonal.
Oportunidades urbanas: dentro del área de estudio se encuentra un centro educativo de enseñanza primaria y una parvulario. A este sector se incorporó el año pasado, la construcción de “El Cubo“, un pequeño centro de usos múltiples para promover el arte y cultura. Una de las ciudadelas del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, institución médica pública para el tratamiento de diálisis. Un predio baldío, rico en vegetación. Afectaciones naturales como la quebrada y su barrera ecológica natural. Y espacios alternativos como el Cementerio público La Bermeja, al otro lado de la quebrada.
Plan de rehabilitación urbana: de la vivienda adecuada a la comunidad de bienestar.
La implementación de estrategias de diseño y planificación urbana basadas en principios fractales, tales como la diversidad, la adaptabilidad, la resiliencia y la conectividad, emerge como la clave para el desarrollo de una propuesta de revitalización urbana que promueva la transformación de este complejo habitacional a una comunidad de bienestar, más resiliente, inclusiva y sostenible, generando la revitalización del tejido social, el bien común de sus habitantes y la réplica de la comunidad hacia la escala de la ciudad y sobre todo, de la comunidad a la vivienda digna.
La propuesta contiene 5 ejes de acción que oscilan en repensar los espacios públicos, dándoles ese carácter híbrido y de flexibilidad que les permita permutar sobre el tiempo sin importar las dinámicas sociales de la época. Y repensar la vivienda como objeto arquitectónico y en función más versátil, en la que no solamente habito, sino que también me desarrollo.
Este es el primer acercamiento hacia la propuesta urbanística conceptual. Como una primera fase, reconocer a partir de la re-articulación de los vacíos urbanos entre las torres habitacionales, una red de espacios híbridos de carácter público que permitan volver a conectar a los habitantes del complejo, generando núcleos que se encojan o expandan en función a la dinámica social que por naturaleza se irá dando de manera integral.
La identificación y la adaptación de nuevos espacios comunes, que no solo sean de paso y conexión. Funcionando como equipamientos puente, plazas puente, parques puente y que de alguna manera devuelven la movilidad peatonal de la ciudad. Escuelas que se abren a los habitantes y adoptan otros y nuevos métodos educativos y de enseñanza, donde estos espacios lúdicos se convierten en fuentes de conocimiento, pero también de inclusión social. Por mencionar algunos.
Las estrategias de implementación serán la guía para una serie de programas fractales con la capacidad de iniciar desde casa hacia el espacio común y paso a paso hacia la ciudad.
Como muestra, la escalaridad que puede lograr la reforestación y sus beneficios, impactando avenidas, parques, corredores biológicos e inclusive bosques o áreas de recuperación ambiental.
Enfatizando en lo importante que es iniciar y potenciar las pequeñas acciones, involucrando a los habitantes desde la planificación de propuestas. Reconociendo el poder que tienen nuestras acciones, sin importar la trinchera en que nos localicemos.