Introducción: El Contexto de Villa Guerrero
Villa Guerrero, enclavado en las faldas del Nevado de Toluca en el Estado de México, es un lugar con una identidad única, marcada por su profunda tradición agrícola y su riqueza cultural. Desde sus raíces indígenas prehispánicas hasta su papel en la historia de la independencia de México, este municipio combina historia y esfuerzo comunitario en cada rincón. Es también un lugar de significancia personal, ya que aquí nacieron mis abuelos, y sus paisajes y costumbres son parte de mi herencia.
Sin embargo, a pesar de esta riqueza, Villa Guerrero enfrenta grandes desafíos que amenazan su desarrollo sostenible. La economía del municipio depende casi exclusivamente de la floricultura, particularmente de la producción de rosas. Esta tradición agrícola, que se ha transmitido de generación en generación, sostiene a miles de familias, pero también las coloca en una posición de vulnerabilidad ante fluctuaciones del mercado y crisis globales. La pandemia de COVID-19 dejó esto en evidencia cuando la caída de las ventas devastó la economía local, afectando profundamente las oportunidades educativas y el acceso a servicios básicos.
El Problema de la Dependencia y la Sostenibilidad
La floricultura, a primera vista, puede parecer un símbolo de prosperidad y estabilidad económica en Villa Guerrero. Sin embargo, al observar más de cerca, se revela como un sistema frágil y desequilibrado que enfrenta varias problemáticas interconectadas.
Primero, la dependencia económica del monocultivo deja a la comunidad sin alternativas viables en caso de crisis. Durante la pandemia, cuando las exportaciones se desplomaron, los floricultores perdieron su inversión y sus ingresos. Además, la producción intensiva de rosas está vinculada a un sistema de comercialización que no favorece a los productores locales: mientras los agricultores trabajan largas horas en condiciones duras, los beneficios se concentran en intermediarios, distribuidores y vendedores finales.
Por otro lado, la sostenibilidad ambiental también está en riesgo. La dependencia de agroquímicos para mantener la productividad de los cultivos ha tenido graves consecuencias para la salud de la comunidad y el medio ambiente. Enfermedades como hidrocefalia, cáncer e infertilidad han sido vinculadas al uso intensivo de fertilizantes y pesticidas. Además, los suelos y acuíferos de la región están siendo degradados, lo que compromete la viabilidad futura de la actividad agrícola.
Finalmente, el sistema de transporte y conservación de las flores representa un desafío importante. Una vez cortadas, las rosas deben mantenerse en condiciones de frío extremo para preservar su calidad durante el traslado a mercados nacionales e internacionales. Este proceso es altamente intensivo en energía, aumentando la huella ambiental del producto y los costos para los productores.
La Propuesta de Investigación
Mi proyecto de tesis busca abordar estas problemáticas desde un enfoque integral que considere tanto el proceso agrícola como la cadena de valor posterior al corte de la flor. Esta visión permite explorar soluciones sostenibles que impacten positivamente en el plano económico, social y ambiental.
Antes de que la flor sea cortada, la investigación se centra en el proceso de producción agrícola. Este enfoque incluye:
- Identificar alternativas al uso de agroquímicos, como fertilizantes orgánicos y sistemas de control biológico de plagas.
- Evaluar tecnologías agrícolas sostenibles que optimicen el uso del agua y la energía, como sistemas de riego eficiente o energías renovables aplicadas a los invernaderos.
- Mejorar las condiciones laborales de los agricultores mediante capacitaciones y la implementación de prácticas más seguras y saludables.
Después de que la flor sea cortada, el proyecto analiza la logística y comercialización, enfocándose en:
- Reducir el consumo energético en la cadena de frío mediante tecnologías más eficientes o sistemas híbridos de transporte.
- Proponer modelos cooperativos que permitan a los floricultores gestionar la logística y distribución de las flores, capturando un mayor valor agregado.
- Explorar alternativas de diversificación, como la creación de productos derivados (aceites esenciales, productos cosméticos) que amplíen las oportunidades económicas de la comunidad.
Para desarrollar estas soluciones, me he inspirado en proyectos que han demostrado el poder transformador de la arquitectura y la participación comunitaria:
- “Pilares de Iztapalapa” de Rozana Montiel: Este proyecto transforma espacios subutilizados en infraestructuras públicas flexibles que integran funciones sociales y recreativas. Su enfoque participativo asegura que las soluciones respondan directamente a las necesidades de la comunidad.
- “Jardines de Sombra” en Tultitlán: Un modelo que combina sostenibilidad y diseño para crear espacios educativos y recreativos que benefician a las comunidades más vulnerables.
- Estrategias para Villa Guerrero:
- Diseñar un centro comunitario multifuncional que sirva como espacio para la educación, el emprendimiento y la cohesión social.
- Promover cooperativas que empoderen a los floricultores para asumir un papel activo en la cadena de valor.
- Implementar tecnologías sostenibles que reduzcan la huella ambiental de la floricultura, como paneles solares o sistemas de compostaje.
Impacto y Transformación
El impacto de este proyecto se proyecta en tres dimensiones:
- Social:
Crear espacios que fortalezcan la comunidad, fomentando la educación y el diálogo intergeneracional. Esto incluye capacitar a los floricultores en habilidades empresariales y sostenibles. - Económico:
Diversificar las fuentes de ingreso mediante nuevos productos derivados de la floricultura, mejorar el acceso a mercados y aumentar los beneficios para los agricultores. - Ambiental:
Mitigar el impacto de los agroquímicos y el transporte en el medio ambiente mediante tecnologías verdes y prácticas agrícolas responsables.
Conclusión
Villa Guerrero es un lugar de esfuerzo, tradición y resiliencia. Mi proyecto busca transformar estas cualidades en herramientas para el desarrollo sostenible. Con una visión que integra arquitectura, participación comunitaria y sostenibilidad, esta investigación propone sembrar las bases para un futuro donde la comunidad sea el centro del cambio. La rosa, símbolo de identidad y esfuerzo, no solo florecerá como producto agrícola, sino como motor de transformación para toda la región.
Abraham Sotelo Garcia
Arquitecto
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