Una respuesta modular al problema de la vivienda asequible para los asentamientos informales

La vivienda digna debe ser asequible y además, ser vista desde el conjunto a partir de modelos participativos que garanticen la comprensión del tejido social, puesto que más allá de un refugio, simboliza la relación inmediata con otros habitantes, el acceso a espacios públicos, a la educación, a los servicios básicos y comunitarios, entre otros.

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Más allá del Derecho a la Vivienda Digna, se debe garantizar el Derecho a la Ciudad.

Sin embargo, ¿qué sucede con la relación de la vivienda “digna” y su entorno inmediato? “La constante marginación que viven las personas en situación de pobreza las excluye de la sociedad. No pueden acceder a las mismas oportunidades, a los mismos espacios o al mismo trato” (La pobreza en El Salvador, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, publicado en 2015).

¿Cómo enfrentar los desafíos de la vivienda asequible para los asentamientos informales?

Al igual que un ecosistema, los asentamientos informales son agentes de cambio en constante crecimiento, por lo que la respuesta a su reinserción urbana no puede concebirse como algo estático, si no como un conjunto dinámico, con variaciones de comunidad en comunidad. A modo de hipótesis, se plantea que a partir de un módulo o piezas modulares fáciles de construir, se desarrolle un sistema abierto participativo de ayuda mutua, que aporte múltiple solución a las principales problemáticas urbanas de los asentamientos informales: vivienda y ciudad.

“House of Cards” juego diseñado por el Estudio Eames en 1952.

En los años 50´s el arquitecto Charles Eames Gigant, diseñó el juego “House of Cards” con el cual a partir de una serie de cartas diseñadas de un único patrón: una tarjeta con una serie de muescas; que permitirían ensamblarse unas con otras.

Las herramientas lúdicas demuestran como la creatividad es el límite para imaginar y crear un sinfín de variables. De este modo, a través de talleres con el uso de piezas modulares, se pretende que las comunidades sean capaces de representar tanto sus dinámicas sociales como su conceptualización de la vivienda (entendida como el conjunto y no como el objeto arquitectónico).

Fotografías de referencia: proceso participativo para “Escuela Rural Productiva” por COMUNAL, Taller de Arquitectura, México.

Unidad de estudio: la comunidad

El déficit de vivienda en El Salvador se estima en una cifra de 360,000 unidades al año 2010, lo que hunde en la precariedad a muchos asentamientos informales urbanos, promoviendo el hacinamiento, una de las principales causas que afectan la calidad de vida de sus habitantes, convirtiendo a las comunidades en fuentes de violencia y conflictividad, reduciendo las oportunidades de desarrollo económico para muchas familias.

Según datos proporcionados por las Naciones Unidas, alrededor del 16.5% de la población urbana de El Salvador reside en asentamientos informales. “Garantizar que las personas que viven en asentamientos informales tengan acceso a una vivienda adecuada no es sólo lo correcto, es lo más inteligente” (Jonathan Reckford, CEO de Hábitat para la Humanidad Internacional durante una entrevista).

Mapa de asentamientos informales, en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS). Fuente: Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador.

Para este proyecto, se propone integrar dos comunidades, por medio de la construcción de este sistema modular/fractal que funcione a distintas escalas y que catalice la reinserción de las comunidades al tejido urbano, otorgando a cada habitante su derecho a un refugio digno, y sobre todo su derecho a la ciudad.

Singularidades para la selección del área de análisis:

  • Asentamiento informal dentro del área urbana de la ciudad.
  • Afectaciones ambientales (cuerpos hídricos, flora y/o topografía).
  • Ausencia de conectividad con su entorno.
  • Falta y/o carencia de programas de rescate urbano o de vivienda.
Análisis del sitio y secciones esquemáticas de los asentamientos de ambas comunidades.

Ambas comunidades están alojadas en los restos de una finca propiedad del Estado, ubicada en San Salvador, segregada por la Carretera Panamericana, una arteria primaria de 3 carriles a cada costado. Miles de vehículos transitan por esta zona día con día. En esta finca, corre parte de la quebrada El Piro, donde a lo largo se asientan más de 450 viviendas informales, que duplican en número la cantidad de familias que ahí se alojan, principalmente madres solteras, niños y ancianos.

Ambas comunidades carecen de agua potable y de conectividad con su entorno, y el bajo apoyo por parte de los programas gubernamentales queda al descubierto al ver la materialidad y construcción de estas viviendas, donde la mayor mejora ha sido el acceso a la red eléctrica y la construcción y equipamiento de una cancha junto a una vieja edificación de bloques de concreto que se reconoce como casa comunal.

Fotografía aérea de la comunidad La Cuchilla. Fuente: El Diario de Hoy.

Componentes para la creación de una comunidad fractal

Participación de las comunidades, como eje director de toda la propuesta para desarrollo de viviendas asequibles, a través de programas participativos en los que la comunidad será el actor principal desde la planificación, propuesta y desarrollo de la vivienda, contemplando un modelo de ayuda mutua en el que se aplique un sistema de crecimiento gradual a través de la conservación del tejido social.

Propuesta de Agenda para programas participativos con las comunidades.

Recuperación medioambiental, con el desarrollo de una propuesta urbana que promueva la recuperación de la quebrada El Piro, identificando las zonas seguras y estables en torno al ecosistema para la reubicación de las viviendas. Restaurando la conectividad del ecosistema de la quebrada reintroduciendo especies nativas, recreando hábitats y mejorando la diversidad biológica.

Tecnología de la construcción, optimizando la ejecución de las viviendas mediante la aplicación de sistemas constructivos modulares, en los que se promueva el uso de materiales reciclados, de la región, de fácil ensamble y modulares, cumpliendo con estándares de sostenibilidad que permitan a las comunidades cubrir y en el mejor de los casos autoabastecer, servicios básicos.

Se propone una metodología que parte de entender las dinámicas sociales de la comunidad, por medio de sesiones participativas con los habitantes para poder desarrollar un planteamiento en el cual, se piensa a la comunidad como un sistema, capaz de expandirse en distintas escalas (barrio, vivienda, interiores, mobiliario) por medio de la repetición de módulos y las distintas variables que puedan configurarse, con el objetivo de integrar a las comunidades a la ciudad, a la vez que se les garantice una vivienda digna.

Imagen de referencia. Fuente: La Comunidad, Concurso para la Construcción Modular Ryterna (2do lugar), España.