Infraestructuras resilientes para el saneamiento y recarga de acuíferos: El caso de Valle de las Palmas
El voraz crecimiento de las ciudades ha generado una degradación del medio natural. En este proceso, la participación de actores locales, tales como grupos sociales, asociaciones civiles, institutos y órdenes de gobierno, crea plataformas para la toma de acciones y posturas junto al sector industrial, siendo parte fundamental de un camino hacia la solución de nuevas relaciones simbióticas con el paisaje, al entender las estructuras sociales existentes y el aporte de este a la transformación del medio natural. Las industrias extractivistas y de producción (textil, de olivas, recicladoras, entre otras) provocan contaminación del acuífero y extracción desenfrenada de recursos, mientras la sociedad carece evidentemente de una educación acerca del uso consciente del agua. Estos factores generan desequilibrios ecológicos irreversibles y de impacto global.
¿Cómo se podría lograr una optimización en los modelos de desarrollo actuales, hacia nuevos modelos inclinados a la preservación ecológica ante la escasez del líquido a nivel global? A través de infraestructuras hídrico-sensibles.
Este estudio revela deficiencias en las infraestructuras y conservaciones de áreas protegidas, tomando como caso de estudio el Valle de las Palmas, una zona clave para la implementación de un modelo de gestión del agua en la Zona Metropolitana de Tijuana.
Se partió de un análisis exhaustivo de las normativas, desde las locales hasta las globales, que pudieran aplicar al caso de estudios, sus problemáticas y circunstancias específicas, por lo que se requirió recopilar información de distintas fuentes bibliográficas, investigaciones y publicaciones académicas, obteniendo datos métricos, históricos, ambientales, dotando de respaldo cualitativo y cuantitativo lo que respecta a esta investigación, proviniendo de fuentes internacionales y organismos locales, para determinar las posibles fuentes y respuestas de los deterioros ecosistémicos que adolece el sitio de estudios, así como se generaron entrevistas a productores locales, funcionarios públicos y pobladores del Valle de las Palmas, complementando la visión holística y de percepción, donde sobresale una ruptura identitaria de la memoria y del paisaje del Valle.
Este proyecto se centra en el área del centro poblacional de Valle de las Palmas, donde forma parte fundamental en el recorrido de los escurrimientos naturales; desde la llanura inundable que pasa por los lomeríos y se retiene en la presa A.L.R. , hasta llegar al litoral dentro de la zona urbana de Playas de Tijuana como punto final. Esto genera posibles y distintos aportes benéficos al medio circundante, a medida que se conduce hacia el océano Pacífico, tomando los atributos que el medio natural provee para enaltecerlos, abrazando las estructuras sociales y dinámicas que dieron origen a este territorio agro-productivo, repensando los usos y operaciones posibles al enlazar actores, problemáticas y oportunidades en una serie de acciones esparcidas dentro del territorio y resolviendo las particularidades de cada sección.
Históricamente, los recursos naturales como el agua, el suelo fértil y las condiciones climáticas propicias, han sido unas de las causas por las cuales suceden los asentamientos humanos a lo largo del globo, principalmente para desarrollar las actividades agrícolas y ganaderas que dan sustento al habitar humano, sin embargo, el mal manejo y sobreexplotación de éstos ha traído consigo una serie de daños colaterales irremediables como la extinción de flora y fauna, desaparición de hábitats y aportando en gran medida a la contribución en materia de contaminación ambiental.
Existe una ruptura entre el uso correcto y mesurado de las fuentes naturales, lo que determinan su carácter de explotación, donde éstas carecen de derechos, instrumentos y planes integrales que garanticen sus cuidados y permanencia dentro de los nuevos modelos de desarrollo. El acelerado esparcimiento de la mancha urbana en zonas periféricas a la ciudad y rurales, el crecimiento poblacional, además de la falta de conciencia ambiental condiciona las nuevas extensiones de lo urbano, generando una alarmante oportunidad para la toma de decisiones que logren amalgamar nuestras maneras de habitar junto con el ciclo natural del medio que nos rodea.
La necesidad de generar paisajes que estén adaptados a las expansiones urbanas. Aunado a los cambios ambientales alarmantes, a causa del cambio climático. Así como la escasez de recursos, siendo una amenaza que, viéndola desde otra óptica, podría ser la excusa articuladora para amalgamar las necesidades humanas. desde una respuesta contundente, que busque relacionarse con las necesidades ambientales y de protección de un territorio vulnerable; afectado con fenómenos socio-ambientales muy específicos, que condicionan su crecimiento poblacional, la expansión desmesurada de lo urbano en lo rural y la pérdida de biodiversidad.
La división del medio natural con su habitante ha sido la causa de las grandes problemáticas del desarrollo urbano latinoamericano contemporáneo. El reclamo de la naturaleza, los efectos irreversibles del cambio climático y la sobre-antropización de los territorios develan la gran falta por sensibilizarse ante la vida interespecie. Nuestra relación con las fuentes de recursos naturales, hoy en día escasas, explotadas y con vacíos legales; que si bien, no aseguran su conservación, tampoco el buen uso y manejo de las mismas.
La ruptura, viéndose como un momento clave para estimular la reconciliación y la sensibilidad ante los daños ecosistémicos causados por la antropización desmesurada y desvinculada de la ciudad con el campo, entendiéndose ahora desde la codependencia del lugar-usuario y viceversa, donde se abre un panorama de posibilidades, donde podrían generarse ciudades que no disrumpan los procesos naturales, deterioren sus componentes e interfieran en sus ciclos bióticos, sino más bien mimetizarse con el medio, restaurarlo y preservarlo, en sus valores socio-culturales y simbólicos, en sus beneficios ambientales y de aporte ecosistémico, así como la conservación de la riqueza de su biodiversidad.
Entender la sensibilización de una manera integral, desde una sensibilidad física, hasta una sensibilidad psíquica. Buscar que la adecuación física para convertir un espacio, no sea ajeno a los sucesos ambientales, sociales y económicos de un lugar; sino un elemento contundente en los procesos biológicos que den soporte a las estructuras naturales del sitio. También que a su vez, generen remediaciones ambientales; así como posibilidades para nuevas actividades y derramas económicas basadas en ciclos naturales de un lugar y una mejora en el tejido social de éste a través del arraigo e identidad local. La sensibilidad psíquica vendrá de esto último: el trabajo con la memoria de un sitio, los factores que generan la identidad entre su población y el lugar. Así también procurar la educación ambiental, que busca dignificar estos espacios y enaltecer sus valores indispensables para el funcionamiento correcto de un ecosistema y el respeto por la biodiversidad, los recursos naturales y sus procesos.
Las ciudades espejo de Tijuana y San Diego constituyen una zona metropolitana joven, en constante crecimiento debido al flujo migratorio continuo. Se habitan al margen de límites territoriales binacionales, entre el litoral y lo térreo, entre lo perteneciente y lo incorporado; en una mezcla perenne. Un puente cultural de intercambio permanente de talento, turismo, producciones, contaminantes, personas. Esta situación ha llevado a una antropización excesiva del paisaje, sin una integración adecuada dentro de un ecosistema genuino y frágil; que es susceptible a cambios drásticos en periodos cortos de tiempo. A su vez, una precaria programación urbana ha permitido que el crimen organizado aproveche los espacios residuales suburbanos para el comercio ilícito; no solo en narcotráfico, sino también en la explotación de recursos naturales. Aprovechándose así de la falta de protección legislativa y vacíos legales que facilitan un manejo inadecuado de estos espacios.
La ciudad carece de una conexión histórica y consciente con el entorno natural, una gestión adecuada de residuos, así como falta de normativas ambientales, donde en la última década, se han presentado crecientes problemas de estrés hídrico debido a la falta de conciencia de su principal consumidor, es decir, el ser humano. La cuenca que abastece la ZMT es de carácter binacional: más de una tercera parte está en territorio estadounidense, pero solo aporta una cuarta parte del consumo hídrico del lado mexicano. Este proyecto multiescalar, comienza desde el ciudadano y su indispensable involucramiento, pasando por intervenciones urbanas y paisajísticas: que busquen potencializar las bondades y condicionantes del sitio. Esto, hasta lograr un paisaje que haya sido impulsado para convertirse en no solo la identidad de los ciudadanos y su localidad. Además de poder ser también, un ente de cuidado y respeto; gracias al proveer y convivir sinérgicamente con sus habitantes interespecie.
Alvarez y Ravelo (2017) mencionan que actualmente el arroyo está siendo modificado por la excesiva extracción de arena con 9 concesiones otorgadas a lo largo del cauce del río, de las cuales conforman 10% del total de las extracciones, se extraen aproximadamente 16,235,628.87 m3 , que son aproximadamente 5.5 veces el volumen de la pirámide de Keops en Egipto, traducidos en 533,000 camiones de volteo y con un valor aproximado de $106 mill de dólares por año. Esto hace que el nivel del lecho del río baje, ocasionando que disminuya la capacidad de infiltración del acuífero, por lo que queda expuesto a la contaminación del manto freático. Rodriguez (1996) menciona que la acumulación o depósito de residuos constituye una fuente de contaminación que altera los procesos biológicos, físicos y químicos de los suelos deben evitarse prácticas que provoquen riesgos o problemas de salud, causen alteraciones en el suelo y perjudiquen su aprovechamiento, uso y explotación, especialmente, siendo un suelo tan vulnerable, donde con solo eliminar una capa de aproximadamente 10 cm, se imposibilita la restauración de este ecosistema y le será difícil recuperar las propiedades con las cuales contaba anteriormente.
A pesar de contar con la fuente de obtención del líquido por medio de cinco distintos acuíferos, solamente el perteneciente al Valle de las Palmas aporta prácticamente un 40% de los recursos hídricos totales de la cuenca. Esto es especialmente significativo porque San Diego importa más del 80% de su agua, principalmente del Río Colorado, que es la misma fuente de abastecimiento de la Zona Metropolitana de Tijuana (ZMT), Mexicali y parte del estado de Sonora en México. Todas estas áreas son dependientes de la afluencia del Río Colorado, ya que éste provee el 75% del total del líquido que demanda su población y uso público.
El Valle de las Palmas, siendo un espacio en transición de lo rural a lo urbano y con poca intervención en temas de infraestructura, desarrollo habitacional e industrial con un enfoque agrícola (que se ha visto en decadencia por la industria extractivista que ha aportado en gran parte a la contaminación del acuífero, retención/flujo del líquido, pérdida de biodiversidad, etc.), cuenta con una serie de características naturales que resaltan como una oportunidad para el aprovechamiento de los arroyos que le conforman, que recorren toda la planicie de los valles, pies de montes y lomeríos que recolectan los escurrimientos naturales, así como una proximidad casi inmediata al acuífero, así como una riqueza genuina que distingue al ecosistema del Valle de las Palmas en un gradiente con oportunidad de aportes múltiples al océano.
Además, también los arroyos y escorrentías se ven duramente afectados como resultado de los procesos de la industria extractivista de pétreos y los asentamientos irregulares en zonas de alto riesgo y de alto valor ambiental, que ha generado un impacto irreversible para su medio circundante: su imagen urbana, la biodiversidad que alberga este espacio, las actividades agrícolas productivas y la relación entre los habitantes y su hábitat, así como cabe destacar que esta localidad no cuenta con plantas tratadoras de aguas residuales ni infraestructuras hídricas que puedan cubrir la demanda actual, mucho menos aquella que se tiene planeada que arribe a corto-mediano plazo con el desplazamiento de nuevos asentamientos que se prevén en los planes de desarrollo y donde se definirá si la preservación o desaparición de este ecosistema será el futuro de este lugar.
Este proyecto de planeación estratégica incluye un abanico de acciones para recargar el acuífero, reutilizar agua y reducir la desalinización de los mares, todo ello definido por la estructura e infraestructura urbana, ahora denominada infraestructura azul. Utilizando ríos, arroyos y escurrimientos, el proyecto dota de plantas que filtran el agua por procesos naturales, empleando enzimas que extraen contaminantes y organismos que absorben otros, infiltrando este recurso en el acuífero confinado y haciendo que la esfera biológica viva preste un servicio de limpieza del agua. Así, los seres vivos junto a procesos físicos y químicos pueden depurar el agua, eliminando materia orgánica, sólidos, nitrógeno, fósforo, y en algunos casos productos tóxicos. Se toman como casos de referencia los proyectos de “ciudades esponja” y el enaltecer la relación con el agua como Sanya o Suzhou en China, el reclamo de la naturaleza en el río urbano de la ciudad de Los Ángeles o la reconversión de un espacio residual altamente contaminante a un espacio público de calidad como el Parque La Mexicana en Santa Fé, México.
Se contemplan estrategías territoriales para garantizar la resiliencia y restauración hídrica de la ZMT (Zona Metropolitana de Tijuana) con estrategías comunitarias para el involucramiento, estrategías normativas como monitoreo y políticas, así como agendas binacionales para la colaboración. Éstas están adecuadas a distintas respuestas y evoluciones, tanto con el contexto como con el desarrollo humano en la adaptación del medio natural para su óptima adecuación y habitabilidad, interrelacionados por sus funcionamientos infraestructura-lugar complementando y reforzando los procesos naturales y artificiales que se implementan para eficientizar las condiciones del espacio para uso humano.
Las aplicaciones de estas infraestructuras corresponden a las demandas de la zona: las alarmantes sequías y recortes de servicio de agua potable por falta de abastecimiento y las inundaciones en épocas de lluvias, así como la necesidad de infraestructuras para las aguas residuales que garanticen el reuso y su correcta disposición. Estas necesidades dan una clara posibilidad de restaurar el ecosistema de manera simultánea, solventando las necesidades urbanas de la mano de bienes y servicios propios de los ecosistemas del Valle de las Palmas, amalgamando las necesidades productivas y para una calidad de vida con las capacidades de un territorio hídrico-resiliente reforzando el tejido urbano y su estructura socio-ambiental.
Estas intervenciones consisten en la sincronía y adecuación en base a las variables climáticas, tropicalizaciones y sucesos ambientales que demanden características resilientes a los ecosistemas urbanos para la adaptación ante los diversos efectos del cambio climático y la urbanización masiva, en especial en Tijuana. Las intervenciones constan de infraestructuras perenne, éstas permanecen durante todas las temporadas, adecuándose a un funcionamiento con su entorno como pueden ser centros para la gestión del residuo, fab labs, etc., por otro lado tenemos las infraestructuras temporales, cambiantes por su naturaleza de depender de la temporada que su ecosistema está pasando para su funcionamiento, como el caso de agostaderos, vasos inundables que funcionan como cuerpos de agua productivos para hidroponia y piscicultura.
La depuración y limpieza de las fuentes subterráneas, como el acuífero, es vital para que este ecosistema perdure, por lo que se proponen plantas tratadoras de aguas residuales (PTAR) basadas en principios naturales, garantizando el reforzamiento de la estructura ecológica del sitio. Estas PTAR contienen vasos para permitir el sedimento de sólidos y plantas que generen procesos naturales que pre-depuran el agua, recibiendo un tratamiento posterior en plantas tratadoras artificiales que complementen la filtración para uso humano y productivo.
Estas acciones se llevarán a cabo a lo largo de la demarcación del Arroyo Las Palmas, generando un saneamiento lineal y en sus recorridos hacia el litoral. Estas acciones buscan replantear la identidad del arroyo, rescatando la memoria hídrica a partir de una resignificación y replanteo del funcionamiento de la urbe con los procesos naturales del ambiente, un proyecto con acciones para dotar de una ecología urbana adecuada. Esta red principal se conecta con redes secundarias provenientes de las viviendas y residuos domésticos previamente tratados en patios y jardines, generando archipiélagos de micro-ecosistemas para la biodiversidad y depuración de contaminantes desde lo privado a lo público, visualizando las posibilidades productivas, estéticas y ambientales que propicia el tratamiento y reuso del agua, desbordando por acequias comunales.
La recolección de las escorrentías juega un papel vital en la sostenibilidad de este proyecto, debido a la escasez y falta de constancia de los periodos de lluvias, donde se busca la máxima captación del líquido a través de acequias y cuerpos de agua que concentren, estratégicamente, las aguas que provengan de las precipitaciones que acontezcan en la zona, dando sustento a las producciones locales, evidenciando la sensibilidad del territorio ante el líquido educando a la población desde la contemplación y dotando de infiltraciones al acuífero para garantizar su estabilidad. Las intervenciones domésticas contemplan el generar distintas fuentes de captación pluvial, desde las cubiertas con techos que dirijan el agua a cuerpos que permitan la infiltración al subsuelo y, en los suelos, acequias que permitan la incorporación de los excedentes de aguas pluviales a la demarcación del arroyo y cuerpos de agua donde se concentren aguas previamente tratadas y que pueda propiciar el movimiento necesario para que los procesos naturales de biofiltración sean realizados de manera efectiva.
Las intervenciones dinámicas comprenden aquellas que fluctúan en cuestión de programación, uso y ambiente, dependiendo la temporada de uso, e incluso el momento histórico, adaptándose con el medio cambiante. Estas intervenciones están preparadas para perdurar y fusionarse en el cotidiano de los habitantes del Valle, como es el caso de los vasos inundables o cuerpos de agua con la función principal de generar un amortiguamiento en caso de lluvias, funcionando como espacios recreativos, gracias a su capacidad inundable, funcionando como: lagos para uso lúdico, pesca, avistamiento de aves migratorias, entre otros. En sus temporadas de sequía, estos espacios serán destinados a: deportes ecuestres, canchas multiusos y fiestas populares. Una vocación de uso mixto, adaptable a las variables climáticas, sociales y culturales.
En este proceso de replicar, rescatar y relacionarse con los ciclos naturales del agua, como aliado clave para la capacidad productiva, con posibilidad de generar identidades, ecosistemas y relaciones: Vida. Estas utopías buscan reconciliar las producciones con los atributos del territorio, sus condiciones naturales y posibles detonadores de sus potencialidades, plantean poner el agua al alcance de todos los usuarios, en un sentido visual, de uso y sobre todo: de responsivas.
El ciudadano de esta utopía es un agente crítico en el funcionamiento de la misma, ya que una vez apropiándose de la intervención, esta entidad asegurará el uso, incentivará el mantenimiento y demandará las atenciones necesarias, en acuerdo común con el resto de la ciudadanía, para que las iniciativas y proyectos instaurados se establezcan y doten de los servicios para los cuales fueron propuestos a la ciudadanía en temas de infraestructura, desarrollo socio-económico y de aporte ecosistémico para detonar las posibilidades de un territorio hídrico productivo con una huella de la explotación de la industria extractivista que los ecosistemas reclamen su espacio deteriorado, transformando el paisaje, restaurando los procesos naturales del lugar por medio de espacios hídrico-productivos para la cosecha de alimento y agua.
Estas propuestas vienen acompañadas de una implicación interescalar, donde los habitantes, gobierno y sector privado-agrícola conviven y aportan en distinta medida al rescate del ecosistema ripario y del valle. Generando, de este modo, ramificaciones de aporte hídrico colectivo y multidimensional; creando archipiélagos con paisajes sociales que sustentan el paisaje territorial: desde la vivienda al barrio, desde el barrio al espacio público. Una red que intercambia materia prima, residuos, derrama económica, conocimientos y una relación directa con el medio natural; a partir de propiciar ambientes idóneos para nuevas producciones, basadas en principios biológicos que favorece a la vida interespecie.
La integración de estas estrategias y su implementación gradual, se facilitan para la aplicación en distintos espacios, con variables contextuales y condicionantes específicas que deban adecuarse al entorno circundante y sus tendencias. La propuesta de este proyecto tiene en cuenta el generar intervenciones en plazos inmediatos, donde el usuario pueda tomar la decisión de involucrarse con pequeñas intervenciones de alto impacto en su largo plazo y consolidación con el paso del tiempo; tales como: el sembrado masivo de árboles o las campañas con talleres de educación ambiental.
También se contempla el hecho de adecuar propuestas en plazos donde, debido a su constancia, generan una permanencia y apropiación de los espacios construidos; mismos que contemplan intervenciones para el goce y uso comunitario. De igual modo con los servicios públicos, que dotan del recurso a empresas privadas y al uso doméstico. Así también, se tienen contemplados proyectos, que una vez instauradas y consolidadas las acciones de acupuntura, puedan manifestarse; como es el caso de las restauraciones ecosistémicas y el paisaje como una infraestructura natural productiva. Deviniendo en una acción que, con el paso del tiempo, logra domesticar el paisaje para un uso antrópico, sin dejar de brindar los beneficios y complementos de procesos naturales del lugar. Logrando eliminar márgenes de relaciones entre lo doméstico y lo público.
Dotar de oportunidades económicas y de calidad de vida; así como de nuevos modelos productivos que abordan la vulnerabilidad del espacio, donde la participación y apropiación de estas estructuras se vuelven parte fundamental para el funcionamiento y destino de un espacio que busca la “alargascencia”. Este neologismo está acuñado en la presente investigación, para dar nombre a la característica de proyectos que se contrapone a la obsolescencia y a una programación rígida para el uso de la infraestructura, siendo de un catálogo de operaciones para generar acupunturas territoriales: plantas tratadoras con biofiltros, humedales productivos y llanuras que funcionan como plataformas polivalentes y de usos mixtos. El agua como agente, como causa y efecto que dote de respuestas a otras problemáticas sociales y económicas.
Esta intervención contempla distintas etapas y plazos de implementación. Dentro de una primera etapa, se proponen medidas que promuevan el buen manejo y gestión del recurso, como tratar aguas negras, gestionar los residuos sólidos urbanos y generar enlaces de valor con actores clave de la zona. En una etapa media, se propone un proyecto donde se capte y genere nuevas producciones que relacionen el territorio-habitante, a través de economías circulares en torno al paisaje hídrico.
En una etapa última, se plantean estratégias para volver resilientes estos paisajes dinámicos y que puedan servir como santuarios para la biodiversidad. Estos paisajes dinámicos facilitarán la simbiosis entre el desarrollo urbano y la preservación de la riqueza natural. Las acciones incluirán la revitalización de ecosistemas ribereños y la mitigación de la contaminación costera en su gradiente del lomerío al litoral. Este proyecto busca no solo la remediación de la problemática local, sino también establecer un precedente de buenas prácticas en la relación con el recurso hídrico.
El agua como motivo para repensar la manera en que la antropización se mimetiza con las estructuras naturales del territorio, resolviendo la escasez y teniendo búsquedas paralelas como eliminar la segregación.