Goiânia y su más excêntrico bário
Goiânia es la capital de Goiás, un estado en el centro-oeste de Brasil, fundada en la década de 1930. Uno de sus barrios más peculiares desde el punto de vista urbanístico es el sector sur, uno de los primeros de la capital, con una gran cantidad de calles que son “becos” (callejones en “brasileño”), es decir, calles sin salida, cuyo paso conduce a los portones de casas que no siempre están ocupadas en la actualidad. Pero esa no era la intención.
La creatividad de Attílio
El arquitecto y urbanista Attílio Corrêa Lima, reconocido por sus audaces conceptos de diseño urbano, así como por proyectos paisajísticos respetados y la creación de emblemáticas casas en un Brasil recién adentrado en el siglo XX, no solo fue responsable del plan urbanístico de la ciudad en cuestión, sino también del trazado urbano del mencionado barrio. El proceso creativo de este proyecto estuvo inspirado tanto en la escuela francesa de urbanismo, que influenciaba mucho a Attílio, como en el concepto de “barrios jardín” del inglés Ebenezer Howard, que guió su concepción. De esta manera, las calles sin salida que enfrentan al transeúnte con los portones de las casas deberían servir únicamente para sus garajes, mientras que las entradas sociales de estas residencias, por cierto, estarían orientadas hacia el lado opuesto de estas construcciones, hoy marcadas por muros. Hasta aquí, puede parecer que esta descaracterización no tiene grandes repercusiones. Pero esta conclusión tiende a revertirse cuando consideramos que todas las verdaderas “fachadas” de estas casas, con sus entradas sociales, debrian ser proyectadas hacia amplias áreas verdes, diseñadas para convertirse en genuinos espacios de convivencia, favoreciendo la formación de comunidades y fomentando el desplazamiento peatonal.
La Descaracterización
Hoy, lo que se ve son áreas verdes, en un número mucho menor al del proyecto inicial, con acceso dificultado y la intervención de vehículos entre ellas, lo cual va en contra de lo propuesto inicialmente. Esta descaracterización del Sector Sur tiene como factores el interés privado que ya se imponía sobre lo público en aquel entonces, hecho que se evidenció durante el traspaso del proyecto al urbanista Armando Godoy, debido a la prematura muerte de Attílio. Con el paso del tiempo, el principio de los “barrios jardín” cayó en decadencia, y hoy en día lo que tenemos es un Sector Sur sin mucho sentido en tu diseño concreto, que aún sufre presiones del ámbito privado para ceder a la incorporación de edificios que atienden puramente intereses comerciales. Esto, según se sabe, terminaría por descaracterizar el barrio, que, a pesar de sus incongruencias, sigue siendo un lugar peculiar, marcado por el contacto con la naturaleza y por una estructura a escala humana.
Escenario para el Arte, Historia y Comunidad
Además, el Sector Sur, dado su entorno “protegido” de la autoridad policial, también se ha convertido en un espacio para el arte urbano y la práctica de otros tipos de actividades callejeras, como el skate, entre otros deportes. Sus espacios verdes son propicios para picnics, paseos con perros y reuniones de grupos, ya sean de jóvenes o de ciudadanos mayores. Lo que falta en el Sector Sur es que sea más accesible y acogedor, ya que sus espacios verdes restantes transmiten una sensación de “protección” urbana, y su estructura concreta, aunque carezca del sentido propuesto, representa una historia cuyo valor se eleva al de un gran vestigio antropoarquitectónico de Brasil. De todo esto, se puede inferir que su conservación tiene justificaciones que abarcan varios campos de las ciencias humanísticas y del urbanismo centrado en el ciudadano, su bienestar y cultura.
La creatividad en camino opuesto
El concepto que he desarrollado para este programa educativo busca conectar estos espacios verdes restantes (con nuevas calles verdes, por supuesto), incluso si se necesitan expropiaciones para formar este gran “laberinto” verde, convirtiéndolo en una ruta dotada de una historia genuina, es decir, no solo del pasado y el presente, sino también de un futuro a la altura de su riqueza como lugar, dentro de lo que todavía es posible. Esta medida tiene en cuenta la alta incidencia de viviendas abandonadas y que la continuidad de esta historia, tal como se propone, fortalecería tanto el aspecto material como inmaterial del patrimonio, y fomentaría una convivencia urbana a través de la apropiación colectiva derivada de la atracción de esta narrativa concreta. Esto iría, incluso, en contra de lo que mucho percibirse en Goiânia: plazas siendo divididas por la mitad para dar paso a los automóviles. Nosotros haríamos lo contrario: completaríamos el camino entre cada “masa verde” del Sector Sur, con calles verdes. Hablando de manera ilustrativa: haríamos mohicanos en lugar de rapar las cabezas. Como los punks.
Es posible creer también que, con sentido común, edificios de alturas limitadas, respetando las proporciones del barrio, podrían ser desarrollados con un enfoque “a medida” y ser incorporados allí, ocupando callejones adecuados para esta estructuración. Todo podría ser más pacífico con las directrices necesarias y viables.
El “hardware” necesita un “software”
El “laberinto verde” del Sector Sur podría ser, además, catalizado con programas de “placemaking”, mediante la planificación de eventos y ocupaciones que fortalezcan el sentimiento de pertenencia del ciudadano a su propia ciudad y la propiedad colectiva entre los ciudadanos, por supuesto. Adoptando también el “place branding” como herramienta para difundir la imagen e interés sobre el barrio, podrían crearse elementos y equipamientos orientados por las características intrínsecas del barrio derivadas de este proceso histórico, oficializando incluso sus anomalías, al mismo tiempo que las remedia dentro de las posibilidades.
Design generando contributos a el pueblo y su lugar
Con el “place branding”, al igual que se ha construido para la ciudad de Porto, también tendríamos puntos de contacto de la marca-lugar con el objetivo de fortalecer su simbolismo y generar orgullo para quienes viven en Goiânia, así como experiencias auténticas para quienes la visitan, contribuyendo así a su potencial turístico también.
Quizás este laberinto sea una excelente manera de encontrarse. Cuenta conmigo allí.